Narración Reflexiva - LA CONVIVENCIA DEMOCRATICA E INTERCULTURAL EN EL AULA Y EN LA ESCUELA

“Resolviendo conflictos en el aula de manera constructiva”

Mi experiencia partió de una situación presentada entre dos estudiantes, donde ambos tenían que mejorar su conducta y por ende solucionar su conflicto; es por ello que he elegido la estrategia de “Resolución constructiva de conflictos”; ya que debemos comprender que los conflictos por sí mismos, no son negativos, sino que se puede aprender de ellos y gestionarlos.

En el aula del Sexto grado que tengo a mi cargo, un estudiante (varón) solicitó permiso para ir al baño durante la clase de educación religiosa. Pasado unos minutos una estudiante, solicita permiso para ir a los servicios higiénicos y cuando ella se encontraba ya en el lugar en mención, el estudiante (varón) quien se percata que su compañera se encuentra allí y estando él de retorno rumbo al aula, se regresa nuevamente en dirección a los servicios higiénicos y procede a salpicarle a su compañera con el agua que vertía de uno de los caños del lavadero de manos (según versión de un estudiante de otra aula que se encontraba en el lugar y pudo observar con detenimiento los hechos). Luego de lo ocurrido la estudiante quiso hacer algo similar, llenando con agua una botella vacía, para así de dicha manera lograr tirársela a su compañero; pero no llegó a realizar su acto debido a que los sorprendí en tal situación.

Los pasos que seguí para la aplicación de esta estrategia fue definir el problema, es decir descubrir la causa que lo originó, para ello convoqué a los estudiantes involucrados para dialogar sobre lo sucedido y cómo se sintieron durante la misma, qué hubieran hecho de encontrarse en el lugar del otro, como les gustaría que se hubiese comportado su compañero (a) y cómo podemos solucionar esta situación dada (el estudiante mencionó que lo hizo por “juego” ya que estudiantes de otras aulas también jugaban de esta forma, reconociendo aun así que su actuar no estuvo nada bien, mientras que la estudiante reconoció que no reguló su emoción he iba a realizar la misma acción que su compañero). Ambos reconocieron finalmente que su actuar no estuvo bien y contravenía las normas del aula y de la institución educativa (se disculparon por su conducta demostrada) y luego de haber expuesto lo que les hubiera gustado del actuar del otro y llegando por consenso a una solución, se comprometieron a dialogar y autorregular sus emociones primero, como es el caso del estudiante quien consultaría primero a su compañera si está dispuesta a jugar un juego pero que no contravenga las normas del aula, del colegio y el bienestar de su compañera y ella a su vez a controlar sus emociones ante cualquier situación que aparezca desafiante o conflictiva, debiendo dialogar primero con la otra parte para saber el motivo de su actuar y llegar a un acuerdo o solución objetiva y racional y de no ser posible buscar un mediador o autoridad educativa competente que les ayude o intermedie en la solución del mismo. Y finalmente reflexionar sobre la importancia de mantener una convivencia armoniosa en el aula y la institución educativa para el bienestar de todos.

En un inicio dudé si funcionaría lo realizado porque de no ser así, el riesgo sería que se volviera a repetir la misma situación otra vez y quizás con mayor fuerza o podría también haber solo comunicado a sus padres lo sucedido para que conversen con ellos; pero gran sorpresa fue para mí ver a ambos estudiantes llevarse bien nuevamente, desarrollando actividades escolares grupales de estudio con el respeto mutuo que se merecen como tal y realizando actividades lúdicas de manera consensuada. El saber escuchar a los demás, el ponernos en el lugar del otro, el respetar las opiniones, ideas o actitudes de las demás personas aunque no coincidan con las propias así como el respeto mutuo y el participar activamente en la solución de un conflicto, juegan un papel muy importante en nuestras relaciones humanas diarias y por ende en una convivencia democrática e intercultural.

Fue valioso el aporte que me brindó el curso que realicé en mi carrera profesional, ya que tuve de una manera clara y precisa el saber requerido y necesario que me permitiría resolver la situación presentada de una manera idónea, óptima y acertada; como por ejemplo el tener que definir el conflicto con la participación de los estudiantes involucrados, el escucharlos activamente y saber lo que sienten, el buscar una solución conjunta y consensuada donde las partes interesadas se sientan bien de poner en práctica la solución planteada de manera reflexiva, siendo conscientes de sus actos y de las consecuencias que ello implica en su vida y en la de los demás. Lo más sencillo de la aplicación de la estrategia, en lo particular para mí, es el conocimiento teórico para su aplicación (el paso a paso); mientras que el llevar a la práctica o aplicarla a la realidad, dicha teoría, considero yo, es el reto (lo más difícil) que debe asumir un docente como todo un profesional de la educación, ya que implica el poner en práctica una serie de habilidades socioemocionales (autoestima, resolución de conflictos, comportamiento prosocial, regulación emocional, conciencia social, creatividad, autoconcepto, comunicación asertiva, toma de decisiones, conciencia emocional, empatía y trabajo en equipo).

Considero que durante la aplicación de esta estrategia, logré contribuir a resolver los conflictos de una manera constructiva, así también a mantener y promover la convivencia democrática e intercultural en las interacciones entre estudiantes. La necesidad de fortalecimiento que identifiqué en mi práctica pedagógica fue la de resolver estas situaciones desde un punto de vista técnico profesional, para lo cual el curso que realicé cumplió con las expectativas para satisfacer tal necesidad.

Si se tratara de elegir otra estrategia para la misma situación, desde mi punto de vista sería la de “Disciplina desde un enfoque de derechos”; porque ella promueve un ambiente seguro donde los estudiantes pueden revisar su comportamiento, descubrir cómo este afecta el clima del aula y, juntos, contribuir en la búsqueda de soluciones respetuosas a los problemas presentados. A partir de un enfoque de derechos, la disciplina tiene el objetivo de lograr que las niñas, niños y adolescentes actúen desde su propio razonamiento y convicción, en lugar de hacerlo para recibir recompensas o evitar sanciones, es decir las y los estudiantes desarrollan los razonamientos y juicios morales que les permitan cumplir voluntariamente normas, reglas y acuerdos sociales.

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